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EL CARTEL

CARTELISTAS FAMOSOS

Aloys Senefelder

Aloys SENEFELDER nació en Praga en 1771. Descubre la litografía en relieve en 1796. La historia de la litografía no deja de ser curiosa. Todo comenzó una mañana de 1796, cuando Aloys Senefelder, dramaturgo y músico, escribió la lista de ropa que iba llevarse la lavandera, sobre lo único que tenia a mano, una piedra pulida, con un lápiz graso. Senefelder, quien buscaba un método barato de impresión comercial para difundir sus obras de teatro y sus partituras, experimentó a partir de entonces con aquella y otras piedras, basándose en la sabida falta de afinidad entre el agua y la grasa y en la técnica del grabado al aguafuerte.

Dos años más tarde, en 1798, Senefelder ha completado todos los pasos de su revolucionario procedimiento, que él denomina "impresión química" y que da a conocer, tras de patentarlo, en el resto de Europa. Dos décadas después, cuando es ya famoso su taller de impresión en Munich, publicará un tratado de divulgación, ahora sí con el nombre de "litografía".En 1800, SENEFELDER deja a la oficina de Patentes de Londres una ' Descripción completa de la litografía '.

El año siguiente, su socio, Antoine ANDRE, importa la litografía a Londres. Su hermano, Frédéric ANDRE, obtiene una patente de importación para Francia en 1802. Aparece en Italia en 1805, bajo los auspicios del taller de G. DALL'ARMI. La litografía se introduce en Dinamarca en 1812. Es en 1815 que este arte toma su verdadero auge. En 1818, SENEFELDER funda un taller en París. En 1819, describe su invención en un libro, primero publicado en Munich, y pronto seguido de una traducción francesa. Las primeras litografías de GOYA aparecen también en aquel año. En 1825, el famoso artista español crea la serie de los ' Toros de Burdeos '. En 1824, un joven artista inglés viviendo en Francia, Richard PARKES BONINGTON, se hace notar gracias a sus obras en blanco y negro. En favor de la revolución de 1830, el semanario ' La Caricatura ', y en aquel entónces ' El Charivari ' revelan DAUMIER, cuya obra se erige como un testigo de la sociedad y de la política de su época.
SENEFELDER muere en 1834 en Munich ; la inscripción de su monumento está grabada sobre una piedra litográfica.


Jules Chéret

Poster de Jules Chéret
Jules Chéret (31 de mayo de 1836 – 23 de septiembre de 1932) fue un pintor y litógrafo francés que se convertiría en un maestro del arte del cartel.
[editar]Biografía

Nació en París, Francia en una familia de artesanos pobres pero creativos, una carencia económica que significó que Jules Chéret tuviese una educación muy limitada. A los trece años, comenzó un aprendizaje de tres años con un litógrafo y entonces su interés por la pintura lo llevó a tomar un curso de arte en la École Nationale de Dessin.
Como la mayoría de artistas novatos, Chéret estudió las técnicas de varios artistas, antiguos y modernos, visitando los museos de París. Aunque algunas de sus pinturas le dieron cierto respeto, fue su trabajo de crear carteles de anuncios lo que le permitió pagar sus cuentas y que se convirtió después en objeto de su dedicación y por lo que es recordado hoy. Influenciado por las frívolas escenas representadas en las obras de Jean-Honoré Fragonard y otros artistas rococós tales como Antoine Watteau, Chéret creó el cartel vívido para los cabarets, teatros de variedades y los teatros como Eldorado, el Paris Olympia, el Folies Bergère, el Teatro de la Ópera, el Alcazar d'Ete y el Moulin Rouge. Debido a la gran demanda, amplió su negocio para proporcionar los anuncios para las representaciones de compañías itinerantes, festivales municipales y luego para las bebidas y licores, perfumes, jabones, cosméticos y productos farmacéuticos. Eventualmente se convirtió en una importante fuerza de publicidad, sumando a las compañías de ferrocarriles y un buen número de negocios de fabricación a su lista de clientes.
En 1895, Chéret creó la colección Maîtres de l'Affiche, una significativa publicación de reproducciones artísticas clasificadas más pequeñas que ofrecían las mejores obras de diecinueve artistas parisinos. Su éxito inspiró una industria que conoció la aparición de una nueva generación de diseñadores y de pintores de carteles tales como Charles Gesmar y Henri de Toulouse-Lautrec. Uno de sus alumnos fue Georges de Feure (1868-1943).
A su vejez, Jules Chéret se retiró al balsámico clima de la Costa Azul en Niza. Murió en 1932 a los 96 años y fue enterrado en el cementerio Saint-Vincent en el barrio Montmartre de París.
En 1933 fue homenajeado con una exposición póstuma de sus obras en el prestigioso Salon d'Automne en París. Con los años, los carteles de Chéret se han convertido en objetos muy buscados por los coleccionistas alrededor del mundo.
El Museo de Bellas Artes Jules Chéret está en Niza.


Cheret y el nacimiento del cartel
Aunque la litografía fue inventada en 1798 por
Aloys Senefelder, esta técnica era al principio demasiado lenta y costoso para la producción del carteles. La mayoría de los carteles eran producidos en bloques de madera (xilografía) o grabados del metal con poco color o diseño.

El desarrollo del proceso litográfico de tres colores de Cheret abrió una brecha que permitió que los artistas alcanzaran cada color del arco iris con tan sólo tres piedras -generalmente rojas, amarillas y azul - impresas en un registro cuidadoso.
Aunque el proceso era difícil, el resultado era una intensidad notable del color y textura, con sublimación de las transparencias y los matices imposibles en otros medios (incluso hoy día). Esta capacidad de combinar palabra e imagen en un formato tan atractivo y económico, finalmente hizo al cartel litográfico, una innovación de gran alcance. Comenzando en 1870 en París, se convirtió en el medio dominantes de la comunicación de masa en las ciudades de Europa y América. Las calles de París, Milán y Berlín fueron transformadas rápidamente en la "galería de arte de la calle," entrando de lleno en la edad moderna de la publicidad.          La Belle Epoque
Durante el 1890, En plena belle Epoque en Francia, la afición por el cartel estaba en plena floración. En 1891, el primer cartel de Toulouse-Lautrec's, "Moulin Rouge", elevó el estado del cartel al la categoría de arte. Las exposiciones, los expositores y los distribuidores del cartel proliferaron, satisfaciendo la demanda del público por el cartel. Al comienzo de la década, el distribuidor parisino pionero Sagot, numeró 2200 carteles en su catálogo de las ventas.
En 1894, Alphonse Mucha (1860-1939), un funcionario checo residente en París, creó la primera obra maestra del cartel de Art Nouveau. El estilo florido de Mucha, nace durante la noche cuando Mucha fue presionado para producir un cartel para Sarah Bernhardt, la brillante actriz que había tomado París. Con influencias de los Pre-Rafaelistas, y del arte bizantino, este estilo dominó la escena parisina en los diez años siguientes y se convertiría en el principal movimiento decorativo internacional del arte hasta Primera Guerra Mundial.

La belle Epoque fuera de París
El cartel fue introduciéndose lentamente en otros países pero a partir de 1880, se aceleró su popularidad. En cada país, el cartel fue protagonista también de todos los eventos culturales de importanciade la sociedad europea. En Francia, el culto del café (absenta y otros productos alcohólicos) era omnipresente; en Italia la ópera; en España las corridas de toros y los festivales; en la literatura y los productos para el hogar; en las ferias comerciales, en los diarios literarios de Gran Bretaña y de América y en el circo.

Alemania en 1896, y Rusia en 1897. La más importante fue llevada a cabo en Reims, Francia en 1896 y repartió 1.690 carteles por todo el país.

A pesar del cruce con los estilos de la "Belle Epoque", los estilos nacionales distintivos llegaron a ser evidentes. Los carteles holandeses fueron marcados por el orden lineal; los carteles italianos por su drama y escala magnífica; Los alemanes para su franqueza y medievalismo. La gran influencia de Francia había encontrado un contrapeso. El estilo Art Nouveau continuó después de acabado el siglo, aunque perdió mucho de su dinamismo con la imitación y la repetición. La muerte de Toulouse-Lautrec en 1901 y del abandono del arte del cartel por Mucha y Cheret -ambos dieron vuelta a la pintura-
dejó un vacío en Francia en el nuevo siglo. Este fue llenado por un joven caricaturista italiano llamado Leonetto por el ilustrador Cappiello, que llegó en París en 1898.

Influenciado fuertemente por Cheret y Toulouse-Lautrec, Cappiello rechazó el detalle quisquilloso del Art Nouveau. En su lugar él se centró en crear una imagen simple, a menudo chistosa o extraña, que cautivaría inmediatamente la atención y la imaginación del espectador callejero. Su cartel del Ajenjo de Maurin Quina en 1906, diablo verde pistacho en un fondo negro con tipos de palo seco en bloque, marcó la maduración de un estilo que dominaría arte
parisino del cartel hasta el primer cartel de Art Deco de Cassandre en 1923. Esta capacidad de crear una identidad de la marca de fábrica estableció a Cappiello como el padre de la publicidad moderna. Es autor entre otros famosos carteles, de los de Cinzano.

Mientras tanto, los artistas que trabajaban en la escuela de Glasgow de Escocia, la Secesión de Viena de Austria, y Deutscher Werkbund de Alemania también transformaban el espíritu modernista temprano del Art Nouveau. Estas escuelas rechazaron el ornamentación curvilínea en favor de una estructura rectilínea y geométrica basada en el funcionalismo.

Una consecuencia dominante de estos esfuerzos modernistas era el "Plakatstil" alemán (1906 – 1918), o el "Poster Style", que fue iniciado en 1905
por Lucien Bernhard en Berlín. Para un concurso del carteles patrocinado por los fósforos Preister él dibujó dos grandes fósforos y rotuló la marca sobre ellos en letras limpias, en negrilla. La simplicidad rígida del diseño de Bernhard ganó la competición. Bernhard minimaliza el naturalismo y pone el énfasis en colores y formas planas dando con su trabajo, el paso siguiente hacia el moderno lenguje visual.

Primera Guerra Mundial y la revolución bolchevique
Significó un nuevo papel del cartel: la propaganda. De hecho, la guerra supuso la campaña publicitaria más grande hasta la fecha, desde recaudar dinero, a soldados de reclutamiento y de alzar esfuerzos voluntarios, a estimular la producción o provocar ultraje y atrocidades en las lineas enemigas. América solamente, produjo cerca de 2.500 diseños y aproximadamente 20 millones de carteles, casi un cartel para cada 4 ciudadanos en poco más de 2 años.

Las lecciones de la brillante publicidad americana en la Gran Guerra no fueron desperdiciadas por la Rusia bolchevique, que dieron vuelta al arte del cartel en ayuda a su guerra civil. Lenin y sus seguidores demostrados ser los amos de la propaganda moderna, y el cartel se convirtieron en una arma vital quel sería utilizada a través del siglo en guerras calientes y frías por todas partes.

Entre las guerras mundiales: Modernismo y Art-Deco
Después de la Primera Guerra Mundial, lainspiración orgánica del Art Nouveau parecía inaplicable en una sociedad cada vez más industrial. Las nuevas realidades fueron expresadas mejor en los movimientos modernos del arte del cubismo, Futurismo, Dada y del expresionismo, que tendrían una influencia profunda en el diseño gráfico.
En la Unión Soviética, el movimiento Constructivista tomó el liderazgo en los años 20 con la meta de crear una nueva sociedad tecnológica. El edificio en el movimiento de Suprematista de Kasimir Malevich (la consecuencia rusa de Cubismo y Futurismo), el Constructivismo desarrolló un estilo de"agitación" de la composición, marcado por las diagonales, fotomontajes y colores primarios. Conducido por El Lissitsky, Alexander Rodchenko, Gustav Klutsis, y Stenberg, el trabajo de los Constructivistas tendría un impacto importante en diseño occidental, sobre todo a través del "Bauhaus" y del movimiento de "de Stijl".

Este lenguje científico del diseño fue popularizado en un nuevo movimiento decorativo internacional llamado "ArtDeco". En este estilo la máquina, la energía y la velocidad se convirtieron en los temas primarios. Las formas fueron simplificadas y aerodinamizadas, y los tipos de letra curvados fueron substituidos por los lisos, angulares. El arte Deco demostró una variedad amplia de influencias gráficas, de los movimientos modernos del arte del Cubismo, de Futurismo y de Dada; a los avances del diseño de la Secesión de Viena, de Plakatstil, y del Constructivismo ruso; al arte exótico de Persia, de Egipto, y de África.

El término "ArtDeco" se deriva de la exposición de "Artes Decorativas" de 1925 en París, que demostró ser un escaparate espectacular para el estilo. En París, el estilo caricaturesco de Cappiello llevó a las imágenes geométricas, intelectuales de A.M. Cassandre, que popularizaron las técnicas del aerógrafo para la aplicación del color. Sus carteles de cruceros de Normandie, de Statendam y de Atlantique se convirtieron en iconos de la edad industrial.

El ArtDeco, como el Art Nouveau antes de él, se extiende rápidamente a través de Europa. Los artistas Federico Seneca y Giuseppe Riccobaldi en Italia, Ludwig Hohlwein en Alemania, Pieter Hofman en Holanda, Otto Morach y Herbert Matter en Suiza, E. McKnight Kauffer en Inglaterra, y Francisco Gali en España.
Segunda Guerra Mundial y el final de la litografía de piedra
El cartel jugó otra vez un papel importante en la comunicación de la Segunda Guerra Mundial, pero este vez que compartió el trabajo con otros medios, principalmente la radio y la impresión. Por este tiempo, la mayoría de los carteles fueron impresos usando la técnica de offset, que permitía grandes y rápidas tiradas. El uso de la fotografía en carteles, que comenzó en la Unión Soviética en los años 20, llegó a ser tan común ahora como la ilustración. Después de la guerra, el uso de cartel declinó en la mayoría de los países mientras que la televisión y el cine se convirtieron en los protagonistas de la difusión de mensajes.

El último resplandor de la edad clásica del cartel litográfico ocurrió en Suiza, en donde el gobierno promovió la industria de impresión y la excelencia del cartel. El establecimiento de un tamaño estándar del cartel y de un sistema nacional del quiosco en 1914 era una ayuda adicional.

Aprovechando el sentido suizo de la precisión, del estilo que se desarrolló durante la Segunda Guerra Mundial y los primeros años 50 en Basilea eran el "Sachplakat", o del "Object Poster Style". Convirtiendo la fabricación de objetos diarios en iconos gigantes, sus raíces van de nuevo al Plakatstil de Lucian Bernhard y el movimiento surrealista. La elegancia visual fue emparejada a menudo por humor apacible. Con el final de la impresión litográfica en el los 50s, Leupin, Brun y los otros artistas de Basilea Sachplakat dieron vuelta a un estilo chistoso menos confiado sobre el color y las texturas ricos de la impresión litográfica.

El ascenso de la Era de la Información en la postguerra
La dominación de Suiza del campo del cartel continuó creciendo en los últimos años '50 con el desarrollo de un nuevo estilo gráfico que tenía raíces en el Bauhaus. Debido a su confianza fuerte en elementos tipográficos en negro y blanco, el nuevo estilo vino ser conocido como el estilo tipográfico internacional (International Typographic Style). Refinado en las escuelas del diseño en Zurich y Basilea, el estilo utilizó una rejilla matemática, reglas gráficas determinantes y una fotografía negra y blanca para proporcionar una estructura clara y lógica. Se convirtió en el estilo gráfico predominante del diseño en el mundo en los 70s, y continúa ejerciendo su influencia hoy.

El nuevo estilo encajó perfectamente en el mercado de la posguerra cada vez más global. El problema suizo de la lengua (tres idiomas importantes en un país pequeño) se convirtió en un problema mundial, y allí era una necesidad fuerte de la claridad en palabra y símbolo. Las corporaciones necesitaron la identificación internacional, y acontecimientos globales tales como las Olimpiadas requerían soluciones universales que el estilo tipográfico podría proporcionar.

En el mismo tiempo, un acercamiento relajado y más intuitivo tomó el asimiento en varios países, lo más notablemente posible los ESTADOS UNIDOS y la Polonia. Philip Meggs utiliza la imagen conceptual del término del paraguas para describir un nuevo estilo de la ilustración, uno que pidió prestado libremente de Surrealism, de arte pop y de expressionism. Un ejemplo famoso era el relleno de registro 1967 del álbum de Bob Dylan de Milton Glaser. Glaser cristalizó el mensaje contracultural del músico retratando su pelo largo como un arco iris rico colores que se agitan en suaves trazos curvos. (el cartel de Glaser anticiparía una moda psicodélica breve pero espectacular del cartel en los Estados Unidos, que recordaron los excesos florales del Art Nouveau, las imágenes diferidas que pulsaban el Op-Art, y las yuxtaposiciones extrañas de Surrealismo).
Otros amos de la imagen conceptual incluyen a Armando Testa en Italia, Gunter Rambow de Alemania, y Nicolas Troxler de Suiza.
Post-Modernismo y la era del ordenador
El estilo tipográfico internacional comenzó a perder su energía en el `70s y el ` temprano 80s. muchos lo criticaron por ser frío, formal y dogmático. Un profesor joven en Basilea, Wolfgang Weingart condujo la rebelión que llevó al estilo gráfico predominante de hoy conocido libremente como diseño Post-Moderno. Weingart experimentó con la impresión offset para producir los carteles que aparecían complejos y caóticos, juguetones y espontáneos -- todos en contraste rígido a las enseñanzas de sus maestros. La liberación de Weingart de la tipografía era una fundación importante para varios nuevos estilos, de Memphis y de Retro, a los avances ahora que eran hechos en gráficos de computadora.

El papel y el aspecto del cartel ha cambiado continuamente durante último siglo para resolver las necesidades que cambiaban de la sociedad. Aunque su papel es menos central que era hace 100 años, el cartel sigue su evolución en los nuevos soportes como, la computadora e Internet, que están revolucionando la manera de comunicarnos en el siglo XXI.


Los primeros cartelistas comerciales
Es en la ciudad de París, en 1866, donde Jules Chéret (1836-1933) comienza a imprimir carteles litográficos en color, gracias a los avances tecnológicos por él conseguidos. Ejemplos de su obra, como Orphée aux enfers (1858), Bal Valentino (1869), Les Girard (1879), La Pantomime (1891) y Carnaval 1894: Théâtre de l'Opéra (1983) dan una idea de hasta qué punto Chéret incorpora la moda estética del momento a su obra gráfica, sin dejar de lado la influencia de muralistas barrocos como Tiépolo.
Chéret, a pesar de la modernidad de su utillaje tecnológico, sigue procedimientos artesanales en la confección de sus trabajos. Sus diseños los dibuja sobre la piedra litográfica, a la manera de los litografistas tradicionales de comienzos del siglo XIX.
Pero es además un artista que sabe atender las expresiones artísticas más contemporáneas, aquellas que configuran ese lenguaje popular que la vanguardia artística de fines del XIX utiliza con soltura y genio. Cierto que Chéret, al igual que Henri Toulouse-Lautrec, posee una sólida formación técnica, tributaria del muralismo. Pero no es menos cierto que sabe conectar con el diseño más popular, dinámico, liberal, dotado de cierto desenfado carnavalesco.
Como si de un moderno especialista en mercadotecnia se tratara, sabe incorporar a su obra estereotipos reconocibles, como la mujer joven y un tanto descocada, al estilo de la actriz y bailarina danesa Charlotte Wiehe, una de sus musas.
En lo que concierne a su utilización del colorido, destaca el uso de los colores planos, heredado del decorativismo oriental y luego convertido en paradigma estético por los seguidores del estilo Art Nouveau. Lo que busca el dibujante con este tipo de procedimientos es lograr cierta ilusión de tridimensionalidad, extremadamente útil para captar la atención de quienes, deambulando por la calle, serán los principales espectadores de su obra.
Lo relevante, en cualquier caso, es que Chéret promueve un modelo que será seguido por artistas coetáneos: la realización de ilustraciones que sirven de base a un mensaje promocional de cualquier índole. Entre quienes recogen el legado del longevo Chéret, figuran los artistas franceses Guillaume Chevalier “Gavarni” (1504-1866) y Denis Auguste Raffet (1504-1860).
Por su parte, Toulouse-Lautrec (1864-1901) acomoda la propuesta del cartelismo a sus peculiares necesidades de expresión estética; no en vano fue uno de los mejores retratistas del ambiente bohemio parisino, poblado de bailarinas, diletantes, desclasados y vividores.
El pintor realizó sólo 31 carteles en toda su vida, y suele afirmarse que su primera inspiración proviene del cartel France-Champagne (1891), obra de Bonnard. Sin embargo, la trayectoria de Toulouse-Lautrec es suficiente para revolucionar el diseño del cartel, por encima del influjo de Bonnard, de quien hablaré más adelante.
Así lo prueba su Divan Japonais (1893), lleno de gracia caricaturesca, sabio uso del color negro, formidable composición de las figuras y dramatismo en el trazo.
Por sus múltiples cualidades estéticas, Eguizábal destaca que “los carteles de Lautrec no son sólo un retrato del París alegre de fin de siglo, son obras maestras del cartel y del arte en general. El atractivo de esas figuras enigmáticas, la precisión del dibujo, el juego de los planos, las transparencias del color, etc., definen su magisterio y su arte en el que se funden las tendencias de la pintura posterior al impresionismo y la influencia de la estampa japonesa”.
El español Ramón Casas (1866-1932) es otro digno representante del cartelismo finisecular, sobre todo gracias a su popular Anís del Mono (1898), y se le considera creador de toda una iconografía que aún sigue vigente en el diseño gráfico español. Otro cartelista hispano de importancia es Santiago Rusiñol (1861-1931).
El modelo modernista cuenta además con artistas de la talla de Julio Tubilla y Alejandro de Riquer, luego sucedidos por la nueva generación de cartelistas e ilustradores formada por Rafael de Penagos, Federico Ribas y Salvador Bartolozzi.
En la vecina Italia, Leopoldo Metlicovitz, Marcello Dudovich y Leonetto Cappiello desarrollan en su cartelística una personal visión de la estética en alza. Algo parecido sucede en Alemania, donde los principios del Jugendstil, versión alemana del modernismo propiciada por la revista Die Jugend, son adoptados por los cartelistas Julius Klinger y Lucian Bernhard.

Las vanguardias y el cartel
A partir de 1919, los principios estéticos impulsados por la escuela Bauhaus serán un verdadero acicate para el cartelismo. Por otro lado, ya es un hecho que el diseño gráfico de los carteles se alía con las tendencias del momento, como el cubismo, de cual extrae su abstracción geométrica, desprovista de ornamentos.
A hilo de este vanguardismo, uno de los grandes cartelistas del momento, Cassandre (1901-1968), autor del conocido cartel Etoile du Nord (1927) y presursor del arte cinético, escribe en 1933: “El cartel no es ni pintura ni decorado teatral, sino algo diferente, aunque a menudo utilice los medios que le ofrecen una u otro. El cartel exige una absoluta renuncia por parte del artista. Éste no debe afirmar en él su personalidad. Si lo hiciera, actuaría en contra de sus obligaciones”.
Resulta curiosa esta afirmación dicha por quien tanta originalidad demuestra en el cartelismo publicitario. Otro tanto cabría afirmar en relación con los carteles de los españoles Pablo Picasso y Joan Miró. Es posible que el cartelista se deba a sus patrocinadores, pero es un hecho que en este periodo la creatividad artística sobrepasa lo imaginable.
Citando a Picasso, es casi imposible no hacer referencia al cubismo, un acontecimiento estético que significa la ruptura con la pintura tradicional. Cuando se distribuye el cartel Flight of birds (1919), de E. McKnight Kauffer, el público ya ha asimilado esta nueva forma de ver el arte. A raíz de esta abstracción cubista, serán posibles carteles posteriores como Either (1930), de Piet Zwart; y Forster (1930), de Otto Baumberger.
La fructífera visión de los cubistas y el surgimiento simultáneo del futurismo van a establecer los cimientos en los cuales se asentarán los diseñadores más audaces del momento. A ello habrá que sumar el constructivismo ruso, movimiento que se incorpora al debate vanguardista, y el suprematismo fundado por Kasimir Malevitch (1878-1935), un modo de abstracción geométrica de gran influencia en el cartelismo.
a coherencia de estos nuevos conceptos artísticos es respetada en la publicidad comercial. De hecho, un repaso a los principales cartelistas del momento sirve de resumen a muchas de estas tendencias.
Por lo demás, no parece haber tregua en la experimentación. Boris Prusakov explora las posibiliades del fotomontaje en su cartel Corro a ver la embestida de Khaz (1927). Y animado por las posibilidades del montaje cinematográfico, Dziga Vertov idea el vertiginoso cartel El hombre con una cámara (1928).
Pero retrocedamos brevemente en el tiempo, pues otras tendencias de vanguardia tienen su origen en el periodo de entreguerras. Por esa época germina en Alemania el movimiento expresionista, internacionalizado a través de obras como El grito (1895), de noruego Edvard Munch (1863-1944).
Independientemente de su diversidad estislítica, son numerosas y vibrantes las manifestaciones expresionistas en el cartelismo. El mismo año en que Jo Steiner idea su Bier: Cabaret (1919), el pintor Otto Stahl-Arpke diseña el extraordinario cartel de la película El gabinete del Dr. Caligari. Y es que el sombrío temperamento estético del expresionismo se desenvuelve con la misma soltura en el cine, en la pintura y, por supuesto, en el cartel publicitario.
Un movimiento de ruptura, el dadaísmo, cultiva fórmulas heterodoxas y un tanto azarosas, como el fotomontaje y el collage. Max Ernst demuestra en qué medida es posible innovar en este campo. Ese carácter de provocación queda determinado en una obra de Kurt Schwitters y Theo van Doesburg, Cartel para un recital dadá (1923), verdadero delirio tipográfico.
Es en este ambiente de cambios donde se abre paso el surrealismo, con su elogio de la asociación subconsciente, más allá de la ensoñación. Uno de sus grandes maestros, Salvador Dalí idea un singular cartel, Ferrocarriles franceses (1969). Al otro lado del mundo, el surrealista nipón Tetsuo Miyahara, diseña el cartel anunciador del Festival de Jazz de St. Germain (1968). Cabe resaltar que toda esta imaginería surrealista no se limita a un periodo de tiempo. Su eficacia será permanente.
Como apunta Barnicoat, “los diseñadores de carteles han utilizado el surrealismo por tres razones muy simples. En primer lugar, el empleo del realismo hace de su obra algo familiar y aceptable. En segundo lugar, la sacudida que provoca el descubrir que la imagen no es lo que se suponía actúa como un enérgico recordatorio de ésta. En tercer lugar, dentro del surrealismo es lícito presentar una misma idea de varios modos simultáneamente”.
Tiempo de sincretismos, los años cincuenta no sólo cuentan con opciones estéticas como el surrealismo. El cine y la fotografía también modifican la visión de los cartelistas, quienes no dudan a la hora de recurrir a técnicas combinadas, simulando secuencias o, más sencillamente, estructurando la obra mediante el fotomontaje.
La década de los sesenta estará protagonizada por ese nuevo revulsivo intelectual que es la contracultura, cuyo derivado norteamericano, el hippismo, cuenta con una estética ciertamente personal, aunque no tan relevante en la historia del arte.
En una síntesis desordenada de psicodelia, art déco, estereotipos de la ciencia-ficción y prerrafaelismo, el diseño hippy vuelve la mirada al diseño del pasado para modificar su textura y colorido. Este tipo de reproducción de motivos ya vistos roza en muchas ocasiones el kitsch, pero eso parece no importar a sus principales mentores.
Carteles como Teatro Kitsilano, de Vancouver (1969), de Bob Masse; Avalon Ballroom (1967), de Bob Schnepf, o Flower child (1967), de Bradbury Thompson, especifican bien a las claras el juego estético de moda: liberación, alucinaciones y homenaje a un mundo preindustrial, sin complejos ni autoridad.
nspirándose en la publicidad, el cómic y otras manifestaciones de la cultura de masas, el pop art será la siguiente manifestación de vanguardia en llegar a los márgenes del cartelismo. Entre otros artistas, Robert Rauschenberg, Roy Lichtenstein, Tom Wesselmann, Andy Warhol, Peter Phillips, Wolf Vostell y Richard Lindner van a conseguir que un público masivo aplauda unas creaciones extraídas, con gran ironía, de la vida cotidiana y la sociedad industrial.
Como ejemplo curioso, traigo a colación una obra destacada de este movimiento, Flip (1963), de Mimmo Rotella, realizada mediante el décollage de una serie de carteles publicitarios superpuestos y sólo parcialmente arrancados.
Sin duda, esa imagen refuerza la idea acumulativa que impone la publicidad. Como en la obra de Rotella, los carteles se suceden en la pared urbana casi a la misma velocidad que las modas estéticas van solapándose en el gusto popular.


Fuentes:
QUE ES EL CARTEL

Un cartel, afiche o póster es una lámina de papel, cartón u otro material que sirve para anunciar o dar información sobre algo.
En distribución, los carteles se colocan tanto en tienda como en el escaparate (en ocasiones, incluso, en el exterior) con el fin de anunciar precios de artículos u ofertas en marcha. Los carteles también se utilizan para colocar el nombre de departamentos y secciones con el fin de orientar a la clientela. En ambos casos, suelen incluir el logotipo y los colores corporativos de la cadena de distribución.
Los carteles se usan en merchandising para divulgar y apoyar campañas dentro del establecimiento tales como Rebajas, Semana Fantástica, Día del Padre, etc. Generalmente, se colocan pegados en las paredes, muebles o cabeceras de góndola, sobre pies metálicos o colgados del techo.
Los carteles también sirven para anunciar espectáculos o eventos culturales tales como:
En dichos casos, se encolan en las paredes de los edificios donde tendrán lugar el acontecimiento u otros lugares de la ciudad habilitados al efecto. También existe una larga tradición de cartelería política que alcanza su máxima expresión en vísperas de unas elecciones en las que la ciudad se llena de láminas con fotos de los candidatos.
Se denomina cartelística política o carteles políticos a aquellos que son confeccionados para hacer propaganda al servicio de una causa política o social. Se empezaron a utilizar masivamente a partir de la Revolución rusa, más adelante en los gobiernos fascistas italianos y alemanes, y durante la Segunda República (1931-1939) y la Guerra Civil (1936-1939), sobre todo en el bando republicano y en los partidos obreros. En ella destacaron creadores como Carles Fontseré, Bardasano, Josep Renau.
Cartel: El cartel es un trozo de papel pegado a la pared (tambien informa de descuentos y cosas importantes.)
Cartel luminoso

Establecimiento con numerosos carteles luminosos
Cartel o Letrero que se ilumina en la oscuridad por medio de luz eléctrica, normalmente fluorescente o de neón, colocada dentro de una carcasa plástica. Dicho soporte traslúcido reproduce en varios colores el logotipo, la marca y otros mensajes gracias a la luz interior.
Los carteles luminosos son propios de las fachadas de establecimientos si bien también se encuentran en su interior promocionando sus productos o servicios. Son especialmente habituales en bares y restaurantes de comida rápida en donde informan de los menús, precios, ofertas, etc. La iluminación de imágenes también se ha vuelto habitual gracias al perfeccionamiento de la reproducción fotográfica sobre policarbonatos y otros materiales.
Los carteles luminosos pueden colocarse en diferentes posiciones:
  • pegados al muro o la fachada del establecimiento, generalmente sobre la puerta
  • perpendiculares a la fachada sujetos a ella por un soporte metálico. Sus luces superpuestas conforman el paisaje habitual de muchas avenidas comerciales en el mundo.
  • formando esquina sobre la pared del establecimiento.
  • independientes en forma de monolito luminoso.
Por tener el mismo principio, también se pueden considerar carteles a las imágenes iluminadas colocadas en el frontal de las máquinas expendedoras de bebidas, tabaco, alimentos, etc. y que se encuentran en numerosos establecimientos y lugares públicos. Estadísticas demuestran que un cartel es totalmente visualizado en un lapso de 12 segundos, por lo que un cartel complejo y errado en su diseño sería aquel que demande más de ese tiempo en ser comprendido

TIPOS DE CARTELES

CARTELES COMERCIALES
Son también llamados carteles de consumo, ya se usan en las ventas de productos, se logran con imágenes reales e ideal para motivar la adquisición del producto.

CARTELES POLITICOS
Estos carteles presentan los momentos pre-electorales y simplemente se limitan a retratos de los candidatos, en la realización de estos carteles se usa el sistema ``OFS-SET'' por la cantidad que se imprime.

TIPOS DE CARTELES POLITICOS
Los que señalan los problemas y soluciones, escenas esquemáticas de las luchas del partido, se llaman:

CARTELES POLITICOS MILITARES.
Los que hacen propaganda al líder, usan retratos del mismo que expresa los rasgos más sobresalientes e impactantes del candidato.

CARTELES SOCIALES
Son los que tratan temas de drogas, problemas de la sociedad, son anticuados en cuanto al diseño y las imágenes utilizadas son tradicionales, tienen excesiva tipografía y un mensaje extenso.

CARTELES DEPORTIVOS
Se demuestra el objetos que se quiere vender, si es un evento que se publicita presentes los medios de difusión y el movimiento que desata el deporte.

CARTELES DE CONGRESOS
Son pocos originales, ya que el diseño no les interesa, solo desean informar sobre alguna actividad. Los colores influyen con el paisaje y es utilizado como emblema del medio ambiente donde se desarrollaría la actividad.
El cartel informativo. es el que está planeado para comunicar eventos, conferencias, cursos, reuniones sociales, espectáculos, etc. Este tipo de carteles puede ser presentado sólo con texto, para lo cual se recomienda letras grandes sobre fondo de color contrastante. Los textos
deberán proporcionar sólo la información indispensable.

También pueden ser presentados con texto e imagen, para lo cual la información se proporciona acompañada de imagen que puede estar hecha a base de tipografía de sujetos, objetos o formas que acompañan textos cortos, que den sólo la información necesaria.

El cartel formativo se utiliza como un medio para propiciar el establecimiento de hábitos de higiene, salud, limpieza, seguridad, orden, etc. También se usa para pripiciar actitudes de confianza, actividad, esfuerzo, conciencia, etc.

En el cartel formativo la imagen tiene preponderancia sobre el texto, el mensaje es expresado gráficamente en forma clara y sólo se apoya en un corto texto, que dé énfasis a la idea sugerida.

El cartel formativo usado adecuadamente en la promoción de la salud, puede convertirse en un magnífico recurso para evitar las enfermedades, los accidentes y promover los hábitos higiénicos.

LOS CARTELES PUEDEN SER UBICADOS EN EL INTERIOR O EXTERIOR DE EDIFICIOS, CALLES, BOULEVAR, ALAMEDAS.